El reciente desencuentro entre madres e hijas de algunas figuras públicas que seguramente ya has leído aquí en Mamás Latinas, me lleva a pensar en la importancia que tiene el perdón, soltar el pasado y no cargar con resentimientos que solo hacen crecer el dolor y la infelicidad. Cuando estos sentimientos son hacia una de las personas más importantes en tu vida, como "la madre", el dolor puede multiplicarse. Puedes sentirte intolerante ante su presencia, impaciente ante sus comentarios e inclusive evitarla a toda costa. Pero esto no es vida. ¿Estás de acuerdo conmigo?
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Cuando no te permites olvidar los errores que tuvo durante tu crianza, basados en carencias afectivas o conductas tóxicas, como un posible abandono de su parte, su incomprensión y exigencias desmedidas, o su desinterés absoluto, son memorias que refuerzan tu resentimiento.
La paz que te regalarías al superar un pasado difícil, no tiene precio porque el odio que se engendra se convierte en la peor de las cargas para tu vida. Así que, si es tu caso, el de alguna amiga, o simplemente de alguien que conozcas, mira estos consejos para que los puedas poner en práctica o transmitir.
Toma en cuenta que quizá sus formas de crianza hacia ti, fueron similares a las recibió.
No es para que la justifiques, simplemente es para que no te dañes pensando que algo malo había en ti y que por eso recibiste su abandono o cualquier conducta tóxica que haya tenido contigo. Es posible que solo siguiera un mapa mal trazado.
Traza un nuevo mapa y aprende a ser una excelente madre contigo misma.
Hay dos caminos en esta vereda. Elijes el dolor y la conmiseración o seleccionas aquello que no quieres repetir como madre de tus hijos y como mamá de ti misma. Recuerda que llevas una niña interior que te necesita. Así que no te trates de la misma manera.
Mira a la niña interior de tu madre y podrás comprender sus incapacidades emocionales.
Si tu madre no superó los conflictos de su propia historia de abandono, quizá le fue complicado concentrarse o enfocarse en tu crianza. Repito, no es para justificarla, es sólo para soltar el dolor que te provoca sentir que no fuiste suficiente inspiración. ¡No tiene que ver contigo!
Olvídate ya de responsabilizarla de toda tu amargura y estancamiento ante la vida.
Se que suena fuerte, pero la victimización te impedirá crecer ante la situación que viviste. Tu crisis debe ser una oportunidad para crecer. Ahora eres una mujer adulta, capaz de hacerte cargo de tu felicidad.
No creas que sanar la relación con tu madre te obliga a estar cerca de ella todo el tiempo.
Si tu madre ha tenido conductas destructivas contigo, no significa que debas estar cerca para contaminarte nuevamente. Solamente significa que puedes liberarte del odio que sientes y convivir con ella el tiempo que te sientas cómoda.
Quítale la responsabilidad de llenar tus vacíos emocionales y deja de aferrarte a que sea la madre que tu quieres.
Eso implicaría que te estás convirtiendo en la niña eterna que ha idealizado a su madre con la intención de que algún día las cosas cambien y todo sea diferente. Toma la decisión de llenar tus propios vacíos.
Si no puedes sola, busca la ayuda de un terapeuta, hazlo por ti y por el bien de los que siguen después de ti.
Busca apoyo profesional. Muchas veces podemos pensar que con esfuerzo y voluntad saldremos adelante de muchas situaciones difíciles en la vida. Sin embargo, a veces es necesario buscar una orientación para saber cómo lograrlo.
Honra con una vida plena y feliz lo mejor que ella te dio: “tu vida”.
Que mejor forma de encontrar tu misión de vida. Aceptar que todas las experiencias difíciles que viviste eran necesarias para ayudarte a crecer. Es uno de los máximos retos a superar.
