Somos madres a cargo de un hogar en medio del caos y es la realidad que necesitamos enfrentar. Sin embargo, eso no significa que no podamos sentir momentos de frustración, agotamiento, saturación y mal humor. Además, hay algo que nunca debemos olvidar en momentos difíciles y es el hecho de que en casa somos como un capitán que está a cargo del barco. Es decir, "estamos al mando" y eso implica mucha responsabilidad.
Aunque tengamos todo el derecho de sentir el descontrol y la desorientación que seguramente has estado experimentando, también es importante que eso no afecte a los tuyos. Mejor toma el timón de tus emociones y busca formas adecuadas para encontrar la paciencia y tolerancia que necesitas en estos momentos. Principalmente porque será algo que tus hijos recordarán como un momento histórico y lo primero que vendrá a su mente es el apoyo emocional y el amor con el que juntos atravesaron la tormenta. Toma en cuenta estos consejos y practícalos porque lo que sembrarás ahora, jamás se olvidará.
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Eres la primera que necesita buscar el equilibrio psicológico para después transmitirlo a tus hijos. Con ello, no quiero decir que reprimas lo que sientes o que finjas cosas que no sientes. Al contrario, es importante que aceptes tus altibajos emocionales para que, al reconocerlos, puedas encontrar la manera saludable de enfrentarlos.
El punto es que, si tu no cuidas tu salud mental, esto tendrá consecuencias en el hogar y por consiguiente en tus hijos. Incluso, se puede afectar tu relación de pareja o la relación que llevas contigo misma. Cuida tu sistema nervioso y ayúdate a estar lo más relajada posible con estos consejos que te comparto.
Cuando llores hazlo consciente de que es un ejercicio de descarga física.
No reprimas tu frustración, cuando tu cuerpo te pide que saques las lágrimas, estas van con todo y las toxinas acumuladas por el estrés. Busca un espacio a solas dentro de casa, avisa que estarás apartada y que necesitas que no te interrumpan porque harás algunas llamadas. Aprovecha ese momento para descargar esas lágrimas atoradas. Después de un rato te sentirás muy relajada.
Evita exponerte a situaciones que sólo te tengan en alerta permanente.
Tu hogar es tu guarida. Es el lugar donde más segura puedes estar con tu familia. Esto significa que debes mantener un enfoque positivo, colocándole sentido a cada día que pases con tu familia. Deja de exponerte a los noticieros con excesiva frecuencia. Eso impedirá que te conectes con tu hogar. Por ahí leí algo que decía: Tu hogar es tu refugio, no tu calabozo.
La respiración profunda es importante y es la herramienta que siempre vas a tener a la mano.
Este ejercicio es el más práctico de todos. Lo importante es que no olvides que el efecto de relajarte y encontrar tu paz interior serán de gran ayuda para ti. Sin embargo, también tendrá un efecto favorecedor en tu entorno. Así que cuando respires profundo, invita a toda tu familia a hacerlo contigo. Verás la sincronización tan especial que tendrán todos.
Encuentra maneras de relajarte con actividades divertidas para todos.
Pueden tener una buena sesión de cosquillas, mirar programas de comedia, tener el rincón de Tarzán (un lugar en casa donde todos tengan permitido gritar como Tarzán de la selva), inflar globos con agua, jugar en el patio o hacer burbujas de jabón para que todos respiren mientras se divierten.
Busca descargas saludables para la adrenalina.
Golpea una almohada, cubre tu rostro con una almohada y grita muy fuerte, sal a correr alrededor de casa (si es que tienes oportunidad). Hay ejercicios de gimnasia psicofísica que ayudan a regular tus glándulas suprarrenales, ya que algunos movimientos dan un masaje directo a estas glándulas.
Ten contacto con la naturaleza que tengas en casa.
Quizá en casa tengas un jardín, una pequeña maceta o una pequeña flor que te ayude a conectar con el aroma de la naturaleza. Si tienes jardín, camina descalza por el pasto. También puedes abrazar tus plantas y relajarte con el aroma a tierra mojada cuando riegues tus macetas. Está comprobado que este tipo de contacto te relaja. Y si pones música de naturaleza, el efecto será aún mejor.
Canta, tu sistema nervioso se va a relajar mucho.
Habrá momentos en los que sientas unas enormes ganas de gritar. En vez de hacerlo de forma explosiva, canta las melodías que más te gusten. Esto te ayudará a cambiar tu estado de ánimo y al mismo tiempo te dará la descarga que necesitas. Cantar es curativo porque te permite combatir la depresión y te facilita liberar las emociones reprimidas.
Fomenta en tus hijos el trabajo en equipo.
Cuando ellos juegan, invariablemente te conectarás con tu niña interior y esto te ayudará a mantener la calma. Incluso, disfrutarás de los momentos compartidos. Si necesitas que cooperen en las labores del hogar, pueden jugar a la lavandería, al supermercado (acomodando los víveres) o a la cocinita (cocinando y limpiando la cocina), por ejemplo.
Necesitas una dieta antiestrés, elabora con tus hijos un menú semanal.
Hay muchos alimentos que pueden ayudarte a aliviar la tensión, además de que forman parte de una dieta saludable. Sin lugar a dudas serán una herramienta perfecta para que te sientas en equilibrio. Alimentos antioxidantes como los arándanos o la naranja que tiene vitamina C que te ayuda a reponerte en situaciones de estrés, pueden formar parte de tu menú.
Si tienes una hamaca es momento de usarla, y si no, intenta fabricar una.
No sabes lo relajante que resulta el movimiento de mecerte. Sientes que flotas y al mismo tiempo te regalas esta sensación de que todo está bien. Es un ritmo especial que provoca que descanses y que te olvides de toda preocupación. Es como entrar en una especie de trance a través del movimiento que te lleva a sentir paz. Incluso, puedes compartir este momento con tu pareja o hijos.
Si te sientes agotada establece un día libre para mamá.
Claro que no es que saldrás de casa, pero tus hijos y tu esposo sabrán que es tu día de descanso. Aprovecha ese tiempo y prepárate un spa casero, lee o comunícate con tus amigas. Tú elijes la actividad. Es el día que te dedicarás a ti misma, por lo que tienes que hacer un acuerdo con tu pareja para que te sientas libre de preocupaciones con respecto a la casa y los niños.
Duerme bien, esto relajará tu sistema nervioso y te dará un sueño reparador.
Quizá pienses que en estos tiempos eso es imposible, pero no olvides que todo es un círculo vicioso ya que el insomnio muchas veces es el resultado del estrés del día. Aunque si logras hacer todos los ejercicios que te sugiero, ese tipo de estrés estará bajo control y te permitirá dormir mejor.
Ten momentos de exposición al sol.
Puedes estar un momento en el balcón de casa, en el patio o en el jardín, o incluso subir al techo de tu casa para tomar algunos rayos de sol que te den la energía y vitalidad que necesitas. Además, esto también tiene un efecto relajante.
Recuéstate en el pecho de tu pareja o de tus hijos y escucha el latido de su corazón.
El ritmo del corazón te mete en una frecuencia muy relajante y empática. Te ayuda a sentir, a conectarte con tus seres queridos o contigo misma. El ambiente de paz es como una regresión al vientre materno y esto es como retornar al momento en donde más protegidas nos hemos sentido en la vida.