Por si no lo sabías, las emociones y la comida van muy de la mano. Y estoy casi segura que asaltas el refrigerador ilimitadamente y sin restricciones. Pasar todo el tiempo por la cocina, no es solo es un tema de aburrimiento, en realidad es un mecanismo "poco saludable" de afrontamiento ante el estrés que vives por la incertidumbre de esta etapa caótica. Esto hace que quizá vivas el aislamiento desde la frustración, la preocupación e inclusive desde la angustia. Una manera de aliviar el impacto psicológico de pasar demasiado tiempo en casa, puede ser con la comida sintiéndola como un recurso que te da seguridad ante tanta desorientación. Estar en casa tiene su lado favorable sin embargo, el lado no tan favorable es el estado de alerta y de supervivencia permanente ante todo lo que está ocurriendo alrededor y que puede llevarte a comer compulsivamente para encontrar el alivio y la reserva calórica que crees necesitar ante un momento de carencia.
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Obsérvate claramente y no te autoengañes, si estas comiendo de forma excesiva, aunque no tengas hambre, si estas buscando la manera de llenar tu descontrol emocional con la comida, e incluso si estas comiendo alimentos con un alto contenido calórico de manera muy constante, debes tomar la decisión de parar. Estos permisos "extras" que te das, pueden resultarte perjudiciales a la larga.
No recurras a la comida como una vía de escape, no permitas que tu ingesta de comida sea impulsiva y descontrolada. Lo que requieres en este momento, es nutrirte sanamente en cuestión de alimentos, pero también necesitas aprovechar la oportunidad de nutrirte emocionalmente reencontrándote contigo misma en esta etapa de estancia en casa. Checa estos consejitos que quizá te puedan funcionar.
Todas las mañanas, habla con tu cuerpo y dile: Yo sé lo que quieres, pero también sé lo que necesitas.
Es una forma de auto cuidarte. Tu cuerpo puede decirte que quiere que lo llenes de comida dulce, de frituras, de antojitos y de alimentos poco saludables. Sin embargo, puedes tomar el control si te repites esta frase con convicción. Una forma de demostrarte amor propio es ser exigente contigo misma cuando así lo requieras. Es aquí donde pondrás a prueba tu perseverancia y fuerza de voluntad.
No te niegues la angustia o el estrés que estás sintiendo, debes tener tus momentos de descarga en un espacio solo para ti.
Una cosa es aprender a relajarnos y otra muy distinta es reprimir las emociones. Si bien es cierto que no debes colapsar frente a tus hijos porque los asustarías o los contagiarías de tu estrés. También es importante que hagas una retirada saludable para que en un espacio de casa en donde estés alejada de todos, puedas gritar, bailar, llorar, golpear un cojín. Así no irás corriendo al refrigerador.
Reduce tu consumo de azúcar, y si puedes, mejor elimínala totalmente, puedes hacerlo de forma progresiva.
Esta es una de las decisiones más difíciles, lo sé. Los antojos tan deliciosos como los pastelitos, los dulces, las galletitas, los chocolatitos, son los que más se aparecen en tu cabeza como un espejismo de agua en medio del desierto. Y es que el carbohidrato se busca para compensar la energía perdida. Es porque tus mecanismos de supervivencia para almacenamiento se ponen en marcha.
Controla tus pensamientos distorsionados del día con afirmaciones positivas.
Esto puede ser producto del bombardeo de noticias que puedes estar recibiendo y que se convierten en pensamientos catastróficos que te invaden en fracción de segundos. El problema es que un pensamiento tiene impacto en el cuerpo y por lo tanto en tu salud. Así que elige conectarte con afirmaciones positivas después de que hayas hecho tus ejercicios de descarga.
Deja de asociar la comida con calma, placer, satisfacción o consuelo, haz uso de otras herramientas como la meditación.
Para lograrlo, es importante que tengas estos momentos de calma con otras estrategias. El mindfulness o la meditación pueden ser una excelente opción en momentos donde te ataque la ansiedad por comer compulsivamente. Respira y repite la frase que te sugerí en el primer punto y después, has unos cinco minutos de meditación.
Debes llenar tu refrigerador de alimentos saludables para que no tengas tentaciones.
Nada mejor que prepararte psicológicamente para pedir los alimentos que sabes que son saludables y que te ayudarán a tener una forma adecuada de nutrirte. La tentación será grande, así que puedes hacer tu despensa saludable una semana sí y la siguiente semana darte un pequeño permiso pidiendo un pequeño antojo.
Alimentate reforzando tu sistema inmune, es una manera de encontrar calma sabiendo que estás dándole defensas a tu organismo.
Sabemos que existe una gran variedad de alimentos y es importante que aproveches lo que la naturaleza nos aporta para sentirte sana y emocionalmente tranquila. En este momento son ideales los alimentos que contengan vitamina C y vitamina B. Incluso puedes tener snacks de verduras que te aporten estos beneficios y en lugar de comer comida chatarra, sustituirla por colaciones saludables.
En la convivencia diaria con la familia necesitas poner distancia, pero asegúrate de que esa distancia no sea en la cocina.
El encierro con la familia puede elevar tus niveles de estrés y por lo tanto te sientes tentada a hacer la retirada a la cocina para comer, buscando una falsa tranquilidad a través de ello. Entonces, cuando requieras un espacio personal, aléjate de la cocina. Mejor sal al jardín un rato o camina por los alrededores de tu casa.
No ocupes la comida para conectarte con recuerdos de tus seres queridos que están a la distancia.
Lo mejor es que hagas una llamada o videollamada, que escuches su voz, que compartan un momento de convivencia, aunque sea a distancia. Si los extrañas, debes decírselos y no refugiarte en la comida que te los recuerda para sentirlos cerca. A veces un helado o un postre que hacía mamá, puede recordártela. Mejor comunícate con ella.
A veces comemos demasiado dulce por una gran sensación de soledad, entonces antes de abrir el refrigerador, llama a una buena amiga.
Al ser momentos de incertidumbre, y sobre todo momentos en los que como madres debemos mantener la calma y la cordura frente a nuestros hijos, de repente podemos llegar a sentir un vacío de compañía o soledad ante la crisis mundial. Habla con tu mejor amiga, desahógate y compártele como te sientes.
Establece una rutina haciendo un menú semanal que sea saludable para todos en casa.
Recuerda que uno de los problemas de la ansiedad es la incertidumbre y eso te mete en un círculo vicioso de comer compulsivamente. Es necesario que te des certidumbre con un menú establecido. Con ello, sabrás cuales son los alimentos que corresponden a cada día y esto te dará estructura y te sentirás menos estresada.
No olvides que el deporte y el ejercicio son la cura de todos los males, ejercítate en casa.
Como sabemos que comer compulsivamente es más por ansiedad que por hambre real, no hay mejor forma de erradicar dicha ansiedad que el ejercicio –como lo hacen los famosos–. Sabes que los beneficios que esto te traerá serán múltiples ya que te dará la tranquilidad que necesitas y el descanso que te liberará del estrés. El movimiento y la acción te darán la descarga necesaria para que encuentres el alivio que necesitas.