Verdades y mitos sobre el resfriado común y la influenza

La cantidad de recomendaciones y remedios caseros que existen para evitar, recortar o superar los resfriados, catarros o hasta la influenza o flu, parecen ser infinitas y no necesariamente adecuadas. Como ya te habrás dado cuenta, hay muchísimos mitos al respecto.

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También hay muchísimas verdades y aquí te vamos a explicar qué es lo que de verdad sirve en caso de que tú o alguien en tu familia se contagie de esas infecciones respiratorias, virales o bacterianas tan pesadas.  La mejor herramienta contra los malestares y las enfermedades es la información. Toma nota y prepárate para cuidarte a ti misma y a los tuyos.

"El flu y la gripe son la misma cosa".

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Aunque hay cosas en las que se parecen, como la congestión nasal y la tos. Las infecciones virales que causan los resfríos son mucho más benignas que la influenza, una enfermedad que puede causar la muerte.

La fiebre alta, intenso dolor corporal y mucho malestar pueden indicar que se trata del flu y que es hora de llamar al médico.

"La sopa de pollo es la mejor cura".

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Así lo han dicho nuestras abuelas por años. La verdad es que todo depende de qué le pones a la sopa y qué esperas de ella.

Si la cocinas con ajo y cebolla, tendrá efectos anti-bacteriales. Si no, lo único que va a lograr es mantener el cuerpo hidratado durante la enfermedad, que es algo importantísimo, pero que no necesariamente cura.

"Hay que ir al colegio y al trabajo a toda costa".

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Sin descanso no hay cura. Y lo primero que te va a ordenar el doctor si contraes influenza es descanso total.

"La vacuna del flu no sirve para nada".

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Es uno de los mitos más repetidos por la gente que le tiene miedo a las agujas, tiene dificultades de dinero, o está apretada de tiempo. La verdad es que las personas vacunadas sufrirán de síntomas más suaves si llegan a enfermarse, así que vale la pena.

"La vitamina C te protege del resfriado y del flu".

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Múltiples estudios han demostrado que eso no es cierto. Lo que sí hace es ayudar a que duren menos. ¡Algo es algo!

"Los antibióticos siempre ayudan".

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En realidad pueden hacer un gran mal de no ser necesarios, pues el uso excesivo de los antibióticos hace que el cuerpo desarrolle resistencia.

"La miel ayuda en todo momento".

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No hay dudas de que la miel tiene propiedades increíbles y de que es muy beneficiosa para la salud, pero la que de verdad ayuda en caso de infecciones pulmonares y de garganta y alergias es la miel cruda de las abejas locales. La puedes comprar en los mercados campesinos y tiendas de productos naturales de tu área.

"Las gárgaras de agua caliente y sal eliminan el malestar en la garganta".

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Sin duda ayudan con la inflamación. Si agregas miel y limón también tendrán efectos antibacterianos. Sin embargo, si el dolor no mejora tras un par de días, es posible que necesites antibióticos.

"Las gotas para la nariz no hacen daño".

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En exceso pueden causar irritación y hasta provocar pérdida del olfato. Sin embargo, para casos concretos pueden ser grandes aliadas. La congestión es malísima para la salud.

"Hay que salir corriendo al doctor cuando hay fiebre".

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Todo depende de la edad del enfermo y la duración de la temperatura. La fiebre en un menor de tres meses siempre requiere de tratamiento médico. Lo mismo en el caso de un adulto si tiene más de 102 F.

En los niños, la fiebre de hasta 103 se puede manejar en casa, siempre y cuando no dure más de 72 horas.