¿Qué podría llevar a una mujer a pensar que el hombre tiene derecho de hacer con ella lo que quiera? ¿Por qué sentir que en una relación de pareja es "normal" la infidelidad porque "así son todos"? ¿Por qué pensar que caminar en la calle y recibir piropos –a veces bastante obscenos– es tu culpa por tu forma de caminar o de vestir? La lista que te puedo dar es muy larga. Sin embargo, son pensamientos que provienen de muchas mujeres y que revelan la forma en que ven el mundo. Por lo tanto, aunque estés en desacuerdo con el machismo, analiza la forma en que miras la vida, en la que normalizas las conductas masculinas y en las que puedes incitar a que esto crezca sin que sea tu intención.
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El peor problema de la cultura y la educación machista es cuando se ejerce violencia –a veces muy franca o a veces muy sutil–, porque absurdamente, muchas mujeres la consideran un derecho inherente de los hombres y no cuestionan dichas formas. Y aunque los tiempos están cambiando, y la información sobre el tema está abriendo los ojos de muchas mujeres.
Así que observa tus mandatos culturales. Si descubres que tiendes a favorecer el machismo con pensamientos en contra de ti misma cuando pierdes tu dignidad por amor, haciendo comentarios sexistas, o educando a tus hijos en la desigualdad, estás contribuyendo sin querer a que esto crezca y crezca, así que pon atención.
Criticas a las mujeres que llegaron a la cumbre, haciendo énfasis en aquello a lo que tuvieron que renunciar.
“¿Qué habrá tenido que hacer para que la ascendieran?”, “desde que la nombraron directora, ya no pasa tiempo con sus hijos” y “por eso la engaña su marido, porque se la pasa trabajando” son comentarios terribles. No seamos enemigas del éxito de otras, mejor admirémoslas por ello.
Justificas la conducta infiel de un hombre por ser hombre y desacreditas a la tercera en discordia.
La infidelidad es una decisión y aunque estés muy enojada, no crucifiques solo a una parte de la ecuación. Comentarios como “esa mujer se le metió por los ojos”, le quitan toda responsabilidad a la capacidad de juicio que tiene el varon. No por ser hombre tiene justificación.
Tienes la idea equivocada de que un hombre te tiene que cuidar de ti y puedes soportar todo debido a ello.
Los mandatos culturales y la memoria evolutiva nos hacen creer que el hombre por su fuerza y tamaño tiene la obligación de proteger a la mujer. El riesgo que corres es que tu idea de protección se traspase a la idea de dominio y comiences a sentirte protegida con el control de tu pareja.
Haces comentarios bien intencionados pero que desacreditan a la mujer que no tiene pareja.
Una mujer con o sin pareja es igual de valiosa. Pensar que el hecho de que no tenga pareja la coloca en un punto vulnerable ante el mundo, desacredita sus capacidades y su potencial. No sientas lástima por ella, sólo porque pienses que necesita un hombre a su lado.
Tachas a las mujeres que tienen libertad sexual con sobrenombres que las juzgan.
Si en tu vocabulario te refieres a ellas como “zorras, golfas o con otros apodos que representen un juicio a su libertad sexual”, estas fomentando la misoginia y la desigualdad. Cada quien es libre de llevar su vida sexual como lo decida. Evita los prejuicios y los comentarios destructivos.
Mencionas mensajes sexistas frente a tus hijos y hasta los utilizas para educarlos.
Recuerda que el machismo tiene mucho que ver con la educación y la formación. Si tus mensajes son de desigualdad haciendo una marcada diferencia entre los derechos que puede tener tu hijo o tu hija, también contribuyes a que el sexismo crezca.
Te descubres apoyando el machismo como consecuencia de tus inseguridades y falta de confianza.
Justificas todas las conductas machistas de tu pareja debido al temor que tienes de ser independiente y de valerte por ti misma. No confías en tus capacidades y sientes que, al aceptar su machismo, estás asegurando tu tranquilidad emocional y financiera a su lado. Mejor empodérate.