La fama y el dinero no siempre son eternos, y para viva muestra está lo que sucede con Carlos Bonavides, quien está pasando una mala racha laboral, pues, asegura, que las producciones de telenovelas y series no lo contratan y al parecer ya lo olvidaron. Por otra parte está el actor Salvador Pineda, quien tras sufrir una caída suplicó por ayuda, pues no contaba con los recursos para hacer frente a sus gastos hospitalarios.
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En el caso de Lis Vega, la necesidad económica la orilló a vender contenido erótico en una plataforma para adultos donde se mostraba en ropa interior. Y cómo olvidar al actor Héctor Soberón, quien por mucho tiempo fue uno de los galanes más cotizados de las telenovelas, pero con los años dejó de recibir ofertas de los productores y acabó trabajando como salvavidas en una piscina.
El presentador Patricio Cabezut tuvo que subastar sus pertenencias y hasta a Luis Miguel le tocó vender un yate y no dudó en exponer su vida privada como nunca antes con una serie de Netflix a cambio de un buen puñado de dólares. También La Chilindrina estuvo a punto de perder una casa en Acapulco por ayudar a pagar los gastos médicos durante la enfermedad de su esposo.